Continuamos con Tres Ensayos Sobre Teoría Sexual de Sigmund Freud en el capítulo I que contiene Aberraciones sexuales, en su último tema.

5.Explicación del Aparente Predominio de la Sexualidad Perversa en los Psiconeuróticos.
Aparentemente las hipótesis anteriores han falseado el papel de la sexualidad de los psiconeuróticos. En esas teorías parece resaltar que la disposición constitucional de los mismos los aproxima a la perversión, dejándolos, en cambio otro tanto de lo normal. Es muy posible, en efecto, que la disposición constitucional de estos enfermos, además de una exagerada represión sexual y una exagerada energía del instinto sexual, contenga una buena dosis de inclinación perversa, en su más amplio sentido. Pero la investigación de los casos menos graves enseña que esta última condición, señalada hipotéticamente, no es absolutamente necesaria,  por lo menos no debe contarse con ella obligatoriamente en el diagnóstico de los efectos morbosos. En la mayoría de los Psiconeuróticos la enfermedad aparece después de la pubertad y bajo las exigencias de la vida sexual normal. Contra esta se alza ante todo la represión, o bien surge la enfermedad, considerando que la libido se conduce como una corriente cuyo lecho principal fuera desplazado y llenase los caminos colaterales, que hasta el momento habían permanecido vacíos.

De este modo, la tendencia de los psiconeuróticos a las perversiones __tan intensa aparentemente y siempre negativa__ tal vez se encuentre colateralmente relacionada, o por lo menos reforzada.
El hecho de que la represión sexual debe extenderse como factor interior, al lado de aquellos otros exteriores, constituidos por la limitación de la libertad, dificultad para conseguir el objeto sexual, o acaso peligros en la realización del acto normal; factores estos que hacen aparecer todo género de perversiones en individuos que de otro modo hubieran permanecido normales.

En los casos individuales pueden aparecer grandes diferencias, siendo algunas veces el factor regulador el grado innato de inclinación a la perversión y otras circunstancias la elevación colateral del mismo por el apartamiento de la libido del objeto y del fin sexual normal. Sería inadecuado pensar en términos de antítesis cuando lo que hay es una relación de cooperación. La neurosis producirá sus más altos rendimientos cuando la constitución y los sucesos exteriores actúen conjuntamente en el mismo sentido. Una constitución francamente orientada hacia la neurosis podría prescindir del apoyo a las experiencias vividas, y un suceso traumático podrá producir las neurosis en un individuo de constitución media. Este punto de vista es también válido en otros distintos sectores en cuanto se trata de la importancia etiológica del elemento congénito y del elemento adquirido. Si se prefiere suponer que la tendencia a las perversiones es una de las características de la constitución psiconeurótica, entonces habría congruencia en diferenciar muy diversas constituciones de éste género, según la zona erógena o el instinto parcial que predominen. Lo que aún no se ha logrado definir es si existe una relación particular entre cierta disposición perversa y una determinada forma patológica.

Este aspecto, como muchos otros en esta área de estudio, no se ha podido  dilucidar todavía.


 

   
















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